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Piezas fraguadas |
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Primera lechada de escayola |
El siguiente paso, después de fraguarse bien la escayola y no se note húmeda, fue retirar la plastilina que delimita las piezas anteriores y limpiarla bien de restos de material y polvo. Seguidamente podemos hacer en los bordes unas pequeñas muescas redondas con una moneda o una herramienta de punta curva, para que después nos sirva de referencia a la hora de encajar las piezas de nuevo.
Seguidamente podemos sellar los poros de la escayola con algún producto comercial para eso, pero dado que estos moldes serán destruidos podemos conformarnos con un poco de cola blanca rebajada con agua, y luego aplicamos de nuevo un producto graso como cera o vaselina a la escultura que queda descubierta y a los bordes de las piezas, para que la escayola se pueda despegar fácilmente. Si contamos con romper la escultura original, no es necesario protegerla, aunque será más difícil de limpiar después.
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Moldes reforzados con cañas |
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Moldes reforzados con cañas |
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Moldes reforzados con caña |
Volvemos a delimitar los bordes de las piezas por debajo, y aplicamos una primera lechada de escayola licuada para que se adapte a todos los espacios de la escultura, con cuidado de que no resbale demasiado con la grasa. Si le damos un poco de color al agua de esta escayola nos servirá de aviso a la hora de romper los moldes.
Una vez cubierta toda la superficie podemos aplicar escayola normal hasta llegar al mismo grosor de todas las piezas, aproximadamente 3 centímetros. Si tenemos cañas, podemos reforzar las piezas pegándolas con tiras de tela, papel grueso o fibras vegetales como la estopa.